EUGENIO BLANCA FERNÁNDEZ
Parroco de Tamurejo (Badajoz)

Eugenio había nacido el 16 de diciembre de 1898 en Castilblanco (Badajoz). Me parece interesante recoger esta noticia publicada en El Castellano del 14 de octubre de 1911. Nuestro protagonista está por cumplir los trece años y cursa en el seminario; ha finalizado 1º de Latín, con lo cual inicia su segundo curso de Latín y Humanidades.

 «Seminario Conciliar Central de San Ildefonso. Resultado de las oposiciones a becas, medias becas y famulatos, celebradas en el Seminario Universidad Pontificia de San Ildefonso, de Toledo, el día 27 de septiembre pasado. De los alumnos que obtuvieron la aprobación de los ejercicios practicados, han sido agraciados, por orden de calificaciones en cada grupo, los señores siguientes».

 De Eugenio, que lo encontramos en el tercer apartado, Latín e Ingresos, se nos dice que ha logrado media beca.

 Al final leemos: «Estas gracias son duraderas por tres años, a condición de obtener, cuando menos, la calificación de benemeritus (notable), en los exámenes ordinarios de prueba de curso y guardar buena conducta en el seminario o colegio de San José. La enhorabuena a todos, y que el Señor les de auxilio para cumplir debidamente y agradecer este nuevo favor que Él les dispensa, para continuar o concluir sus estudios eclesiásticos y ser después santos y sabios ministros del Altísimo. No olviden nunca en sus oraciones al fundador o fundadores de tan señalado beneficio para ellos y la Iglesia, rogando repetidas veces por el eterno descanso de sus almas. Felicitamos también a sus respectivas familias, uniéndonos a su contento».

 Tras finalizar sus estudios fue ordenado sacerdote, (con letras dimisorias del arzobispo de Toledo, firmadas tres días antes) en Sigüenza, el 13 de agosto de 1922. Después de sus primeros nombramientos, en el verano de 1925 es destinado a la parroquia de Santo Toribio de Liébana de Tamurejo (Badajoz), pueblecito del arciprestazgo de Puebla de Alcocer.

En los meses antes de desatarse la cruel y feroz persecución contra la Iglesia no puede quedar sin reseñar el siguiente enfrentamiento. Según los testigos, el médico que había en el pueblo era muy de izquierdas; pero su esposa era muy religiosa. Enferma y en trance de muerte la mujer pidió confesarse. Cuando el galeno llegó a su casa, se encontró con don Eugenio saliendo de ella. A partir de entonces los enfrentamientos fueron constantes. Pero en este suceso debe quedar claro que incluso, aunque pudiese demostrarse la implicación de este médico en el asesinato o que el martirio tuvo su origen en estas disputas, no podemos olvidar que la tarea ministerial, el deseo de salvar almas ofreciendo los últimos sacramentos antes de la muerte no pueden tenerse como eximentes sino todo lo contrario, como pruebas fehacientes de que se le mató por ser sacerdote.

 Tras estallar la contienda el 18 de julio, sufrió dos períodos de prisión. El primero del 22 al 30 de julio. Fue puesto en libertad después de pagar una fuerte suma. Detenido nuevamente el 17 de agosto permaneció en prisión hasta el 7 de septiembre. Con mucha frecuencia los milicianos y todos aquellos que colaboraron en la decisión de querer exterminar a la Iglesia Católica y a sus miembros, buscaban las fechas que en sus vísperas o en su propio día celebrasen acontecimientos destacados (Santiago Apóstol, la Asunción...) para cometer dichas tropelías. Así sucedió con don Eugenio eligiendo la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de septiembre. Ese día llegaron milicianos de fuera, que tras sacarle de prisión lo fusilaron a unos dos kilómetros del pueblo.

Allí estuvo sepultado hasta el mes de junio de 1939, en que se trasladaron sus restos al cementerio municipal. Años después fue llevado al templo parroquial de Santo Toribio de Liébana en Tamurejo (Badajoz). En 2022 tras las últimas obras de acondicionamiento del templo fue colocado en una urna para la conservación de sus restos óseos.

 Los templos parroquiales de Baterno y Tamurejo que atendía diligentemente el siervo de Dios fueron profanados y saqueados, pereciendo las imágenes y los ornamentos sagrados.