SEVERINO COCA INAJARA
Párroco de Nuño Gómez (Toledo)
 

Natural de Ventosa de la Cuesta (Valladolid), había nacido el 19 de noviembre de 1878. Sus padres se llamaban Pedro y Ciriaca. Realiza los estudios eclesiásticos en Valladolid, pero como su pueblo pertenecía a la diócesis de Ávila, cuando comienza el cuarto curso de teología se traslada al seminario abulense. El 20 de septiembre de 1902 fue ordenado sacerdote.

En “Mártires de nuestro tiempo. Pasión y gloria de la Iglesia abulense” escrito por Andrés Sánchez Sánchez (edición de José Antonio Calvo. Ávila, 2003) tenemos ocasión de conocer su recorrido pastoral.

«Entre sus primeros destinos fue cura ecónomo de Calabazas (Valladolid), Santa Lucía de la Sierra (Ávila), coadjutor en el Real de San Vicente (Toledo) y luego en Casavieja (Ávila). Después es destinado a Muñogrande (Ávila); como cura regente de Bercimuelle (Ávila), regente de Llano de Olmedo (Valladolid), regente de Santa María en Madrigal de las Altas Torres (Valladolid), también regente de Parrillas (Toledo). De allí pasó a Cardiel de los Montes (Toledo). Y, tras ser nombrado encargado de Muñomer del Peco (Ávila), el 27 de abril de 1933 es destinado como párroco de Nuño Gómez (Toledo) hasta su martirio en agosto de 1936.

El 12 de agosto de 1936 tiene que huir del pueblo. Disfrazado como pudo y con algunas pesetas entre el forro del pantalón, emprende la fuga. Desde el 18 de julio había permanecido escondido hasta esa fecha. Va en dirección a Talavera de la Reina. Un joven, llamado Evaristo, le acompaña. Poco antes de llegar, consciente don Severino del grave riesgo en que se encontraban ambos, insiste en que su acompañante se vuelva. No quiere exponerle a perder su vida. Queda solo, y sigue su aventura, sin un rumbo muy concreto.

¿Qué pasó después? Nada pude averiguar en mis interrogatorios. Nada seguro puede afirmarse acerca de los últimos momentos. Incluso, ni la fecha exacta de su muerte, ni el lugar concreto, ni el modo. Tampoco dónde fueron a parar sus restos mortales.

Según versión que corrió por aquellas fechas, fue duramente maltratado. Casi moribundo, sería trasladado a Talavera de la Reina. Su nombre no aparece en el registro del cementerio. Por Castillo de Bayuela corrió la noticia de que había sido encontrado el cadáver del señor cura en la carretera, entre Marrupe y Cervera (páginas 207-208)».