ANTONIO BAYÓN RODRÍGUEZ
Párroco de San Benito de Arbancón (Guadalajara)
 

Nació el 6 de agosto de 1909, en Puebla de Alcocer (Badajoz). Después de realizar sus estudios en el Seminario Conciliar de Toledo, y tras recibir las sagradas órdenes, “El Castellano” del 28 de junio de 1935, nos da noticia de su primera misa en Gerindote, donde su tío Emilio Bayón de Tena, ejerce de ecónomo: «El día 26 del corriente se celebró una gran fiesta religiosa en Gerindote con motivo de la primera misa de don Antonio Bayón Rodríguez. La misa empezó a las diez y media de la mañana. La iglesia se hallaba llena de fieles y muy bien engalanada. Asistieron al acto las autoridades civiles de la localidad y personas muy distinguidas de Torrijos. Ocupó la sagrada cátedra don Fabián Rodríguez Gallardo, tío del celebrante, que ensalzó las excelencias de la dignidad sacerdotal. Fueron padrinos de honor don Liberio González, párroco de Torrijos, y don Mateo Maderal, párroco del Val de Santo Domingo, y padrinos seglares, don Antonio Rodríguez Gallardo y doña Cesárea Corraliza Rubio, tíos del nuevo celebrante […] Dios ayude e ilumine al nuevo sacerdote en el ejercicio de su sagrado ministerio».

Don Antonio fue destinado a la parroquia de San Benito de Arbancón (Guadalajara). En un año estallaría la guerra civil española y con los días de la persecución llegaría el martirio.

Su tío, don Emilio, tras las elecciones de febrero de 1936 tuvo que abandonar Gerindote por las presiones de los frentepopulistas y refugiarse con su sobrino. De don Emilio Bayón es una carta del mes de abril, que se conserva en el Arzobispado, en que tras dar noticias de su situación personal, cuenta «cómo la celebración de la Semana Santa tanto en Arbancón como en los pueblos próximos se había hecho con el esplendor de siempre, celebrándose las procesiones con asistencia de las autoridades locales».

Uno de los señores pudientes de Arbancón, que se llamaba Cruz Martínez, viendo la situación política y la persecución que sufría el clero, pensó sacar al cura del pueblo, con su tío y el cura de Cogolludo (Guadalajara), para pasarlos a los tres a un lugar más tranquilo, en la parte de Segovia. Envió un mensajero a Cogolludo para que avisara al párroco, que se llamaba don Dámaso, nombre que también tenía un vecino del pueblo que era militante comunista. El enviado pregunta en el pueblo: - ¿Dónde vive don Dámaso? Pero le dirigen a casa del comunista. Éste que se entera de todo el plan para poder salvar a los tres sacerdotes, se dirige a casa del sacerdote, que ya había huido. No corrieron la misma suerte don Antonio y su tío. El 26 de agosto de 1936 se presentaron en Arbancón, según testifica la hermana de don Antonio, los milicianos de Cogolludo (Guadalajara). Los dos sacerdotes fueron detenidos y trasladados a Guadalajara, donde el 30 de agosto se les asesinó.