JOSÉ FERRÉ DOMENECH
Capellán de Reyes en la Catedral Primada de Toledo
 

Estos tres sacerdotes pertenecían al clero catedralicio en 1936. Los tres habían sido organistas o lo eran a la hora de su martirio. Y de los tres hay referencias históricas, tanto de su ejemplaridad sacerdotal, como de su fama como musicólogos.

Antes de referirme a ellos, quiero expresar mi gratitud a los que han encontrado en distintas fuentes huellas de esos mártires. En Madrid, D. Juan Manuel López Marinas, que investigó en el “Diccionario de la música española e hispanoamericana”, y en la revista “Tesoro sacro musical” de los PP. Claretianos. En Tarragona, a la Secretaría de ese Arzobispado que me remitió con prontitud y amabilidad los datos del nacimiento y bautismo de los dos hermanos Ferré.

Comienzo con los hermanos José y Luis Ferré Domenech. Ocurrió que ambos fueron fusilados hacia el mediodía del 25 de julio de 1936 en el Paseo del Tránsito. Esa mañana unos aviones de la República volaban arrojando octavillas y algunas bombas sobre los defensores del Alcázar. Una de esas bombas se desvió y vino a explotar en el patio-jardín de la casa en que moraban ambos hermanos, no lejos del Paseo del Tránsito, por San Cristóbal.

Inevitablemente entraron al poco tiempo muchos vecinos y con ellos varios milicianos, que quisieron saber quiénes eran los dos individuos que moraban en la vivienda. La gente les dijo con naturalidad que eran dos sacerdotes. Fue suficiente. Los detuvieron, se los llevaron y no mucho después los fusilaban en el cercano Paseo del Tránsito.

Habían nacido en Alcover (Tarragona): José nació el 23 de diciembre de 1877, siendo bautizado el mismo día; Luis nació el 7 de enero de 1882, siendo bautizado el día 8. Sus padres legítimos se llamaban Juan Ferré - labrador- y María Doménech. Tenían un hermano mayor, de nombre Juan, también aficionado a la música, nacido en 1867, y que recibiría la ordenación sacerdotal en la Seu d’Urgell el 8 de febrero de 1891. Terminaría siendo canónigo en la catedral de Ciudad Rodrigo (Salamanca).

José y Luis, siendo ya sacerdotes, vinieron muy jóvenes a Toledo. El primero fue José, que tomó posesión de la plaza de organista en nuestra catedral en 1906. En 1917 sería nombrado Capellán de Reyes, cargo que ostentaba en 1936, dejando la plaza de organista, que ocuparía pocos meses más tarde el tercero de los mártires que recordamos: Felipe Rubio Piqueras. Su hermano Luis, también sacerdote, vendría como organista a la catedral en 1908, y terminaría muy pronto siendo Maestro de Capilla y profesor de los seises del antiguo Colegio de Infantes. Allí tuvo durante cierto tiempo como alumno, en su adolescencia, al posteriormente famoso Jacinto Guerrero.

El tercero, Felipe Rubio Piqueras, era organista, como queda dicho, de la catedral en 1936. Antes de su detención y mientras le conducían al martirio el 27 de julio del 36, iba repitiendo: “Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. En su mesa de trabajo quedó una composición que iba a presentar en un certamen de la Academia Mariana de Lleida. Y concluía la carta que dirigía a su presidente con estas exclamaciones: “¡Viva España! ¡Viva Cristo Rey!”

Y es que por entonces se presumía la catástrofe que estaba a punto de sobrevenirnos. Había nacido en Valera de Arriba (Cuenca) el 13 de septiembre de 1881 y ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1904. Contaba 21 años de edad cuando opositó al órgano de la Catedral de Badajoz, el 21 de enero de 1903. Se posesionó del beneficio el 18 de abril, ejerciendo su ministerio hasta 1918 en que fue promovido al órgano de la Primada de Toledo. Durante sus años pacenses tuvo como segundo organista don Rafael Lozano Alonso, presbítero, natural de Villanueva de la Serena (Badajoz). Compositor y musicólogo, contribuyó decididamente la renovación de la música sacra hispana a raiz del Motu Proprio de San Pío X.

Doy ahora algunos datos de la actividad cultural en el campo de la música de los tres mártires. Son datos obtenidos principalmente en los números de la revista “El Tesoro sacro musical”, de los años 1927, 1928 (octubre y noviembre), 1929 (febrero y mayo), 1930 (junio), 1931 (diciembre). Se recoge en estos números un amplio trabajo, obra de Rubio Piqueras, sobre el estado y la renovación de la música sagrada en España  por entonces. En el último, otro asimismo de Juan M. Fernández. En plena guerra aún (1938) se publicó otro número en abril con un artículo de Jerónimo Bonilla, recordando al organista Rubio Piqueras y de paso a los dos hermanos Ferré.

El trabajo principal que se cita, de Rubio Piqueras, se titula “El archivo musical de la catedral de Toledo”. Se conoce también por sus referencias y las de otros que en la primavera de 1924 se creó en Toledo la Asociación de cultura musical, que tuvo actividad hasta 1933 y de la que fue Delegado José Ferré y en la que su hermano Luis desempeñó un papel muy activo.

Precisamente la casa que ellos habitaban entonces en el nº 4 de la calle de la Plata les servía de lugar de reunión. Se conserva en el Archivo del Ayuntamiento una solicitud firmada por José Ferré, en su calidad de Delegado en Toledo de dicha asociación musical, pidiendo a la autoridad municipal la concesión del Teatro de Rojas para un gran concierto que se estaba preparando, con la actuación también de artistas extranjeros. La firma en septiembre de 1924.

En la citada revista “Tesoro sacro musical”, se citan algunas composiciones de Luis Ferré y otras que parecen ser de ambos hermanos. Del primero, “Misa ferial”, a tres voces; “Miserere mei fili David”, a seis; el motete mariano “Tota pulchra”, a tres voces y orquesta; el himno “Vexilla Regis”, a cuatro voces. Se conservan asimismo de Luis, o quizá también de su hermano, motetes de Semana Santa: “In monte”, a cuatro voces; “Pueri”, a cuatro y ocho; “Gloria laus”, a cuatro. Del Domingo de Ramos: “Las Lamentaciones”: primera, del miércoles, a tres; segunda, del jueves, a tres; segunda del viernes, a tres; y el ofertorio “Dextera Domini”, del Jueves Santo. Sabemos asimismo que Luis compuso el “Himno de la coronación de la Virgen del Sagrario”.

Rubio Piqueras, en su artículo, hablando especialmente de Luis Ferré, dice que al hacerse cargo de su misión en enero de 1908, “se encontró con el problema hondo y difícil de soterrar lo viejo malo, sustituyéndolo por lo nuevo bueno o por lo menos regular y aceptable. A la balumba de composiciones chabacanas, necias, y estultas del siglo XIX, locales y no, hubo de oponer lo litúrgico o por lo menos, algo que se le aproximara. Esa fue la labor del señor Ferré en los primeros años de su actuación. Luego, con transcripciones de obras polifónicas y con tal o cual composición propia, ha ido encauzando el gusto por los nuevos derroteros”.

“El actual Maestro de Capilla, Sr. Ferré, y con él los que hemos desempeñado cargo musical en la Catedral toledana, hemos dado a conocer el último grito del arte religioso europeo, aún el más avanzado, siempre, claro está, dentro de lo litúrgico. Se ha ejecutado, pues, en la gran Catedral lo mejor del repertorio moderno y aún modernista. Digamos que los organistas de la época renovadora son Ferré (D. José, actualmente Capellán de Reyes) y hermano de D. Luis (actual Maestro de Capilla)”.

No encontré aún más datos sobre estos dignos y cultos sacerdotes mártires. Pero lo referido es un argumento más de que aquella persecución anticristiana, no fue solo contra la Iglesia, sino también contra nuestra riqueza cultural y artística.